LA IMPOSICIÓN DE LO ANORMAL

Artículo de «ALFA Y OMEGA«

La causa gay y el programa Kirk-Pill

La imposición de lo anormal

El que quiere hacer de sus ideas o de su manera de concebir la vida una causa necesita un programa y unos medios para desarrollarlo. Es lo que han intentado y, en gran parte, conseguido, Marshall K. Kirk y Erastes Pill, dirigentes del movimiento gay, que publicaron en la revista «Christopher Street», en diciembre de l984, un artículo cuyos pilares fundamentales para esta batalla son tres: insensibilizar y normalizar; presentar a los gays como víctimas; y satanizar a los oponentes. Extraigo de ese artículo los párrafos en los que explican cómo conseguir esas tres metas:

Insensibilizar al público con respecto a los gays y mostrar la normalidad de su conducta:«Insensibilizar al público es ayudarle a ver la homosexualidad con indiferencia y no con apasionamiento. Cualquier comportamiento pierde importancia si se satura al público. El modo de entumecer la sensibilidad espontánea hacia la homosexualidad es que haya mucha gente que hable mucho sobre el tema en términos neutrales o favorables. Incluso los enconados debates sirven para insensibilizar, siempre que salgan a la palestra gays respetables… Los medios audiovisuales son claramente los más poderosos creadores de imagen en la civilización occidental. En lo que toca a quitar sensibilidad el medio es dar un mensaje de normalidad. Poco a poco, en los diez últimos años se han ido introduciendo personajes y temas gay en televisión y en películas».

Presentar a los gays como víctimas: «En toda campaña para ganarse al público, los gays deben aparecer como víctimas necesitadas de amparo, para que los heterosexuales se sientan inclinados a adoptar el papel de protectores. Debemos vencer la tentación de hacer alarde público de nuestro orgullo gay cuando entre en conflicto con la imagen de gay víctima».

Satanizar a los oponentes: «En una fase posterior de la campaña por los derechos de los gays, habrá que arremeter contra los que todavía se opongan. Hablando claro: hay que vilipendiarlos. Aquí nuestro objetivo es doble, hemos de procurar cambiar su arrogancia en sentimiento de vergüenza y de culpa por ser homófobos; hay que mostrar al público imágenes de homófobos acérrimos que tengan rasgos y creencias desagradables para el americano medio».
Como la moral de casi todas las religiones se opone a considerar normal la homosexualidad, proponen: «Podemos minar la autoridad de las Iglesias homófobas presentándolas como retrógradas y anticuadas, desfasadas con los tiempos actuales y los últimos descubrimientos de la Psicología».

Publicidad gay y normalización de su conducta: insensibilizar al público bombardeándolo con noticias relacionadas con la homosexualidad se ha conseguido casi plenamente. Basta un análisis de los periódicos de referencia internacionales para darse cuenta de hasta qué punto la homosexualidad es ingrediente diario del menú informativo.
Presentar la homosexualidad como un fenómeno normal igual que el heterosexual ha requerido movilizar a científicos gays, que abonaran esta pretensión, publicando artículos en revistas científicas de elevado índice de impacto. Así, Simon Le Vay, conocido neurocientífico y dirigente del movimiento gay en California, ha buscado demostrar que la inclinación sexual viene regida por un núcleo hipotalámico, según un trabajo publicado en Science, en 1991. En 1995, D.F. Swaab, un conocido investigador en el área neurológica y profesor en la Facultad de Medicina en Amsterdam, publicó en TINS un artículo en el que mostraba los puntos débiles de la investigación de Le Vay. Estas críticas obligaron a Le Vay a declarar que su trabajo era un estudio preliminar. Otro científico gay, D.H. Hamer, que trabaja en la sección de genética del Instituto Nacional del Cáncer, en Estados Unidos, ha querido fundamentar la conducta gay dándole una base cromosómica. A otros genetistas les pareció bastante chocante este hallazgo, por lo que el Office of Research Integrity encargó replicar el estudio, que vino a concluir que los resultados de Hamer requerían nuevas investigaciones y que sus conclusiones eran precipitadas.

Victimismo: los homosexuales, tanto a nivel personal como en los medios de comunicación, se muestran como víctimas que sufren una dura discriminación. Con esta táctica van consiguiendo cada vez más prerrogativas hasta el punto de que, en algunos países, ya se reconoce como matrimonio la unión estable entre homosexuales. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha manifestado (Sentencia Cossey, 1990) que el Derecho Matrimonial, garantizado por el artículo 12 de la Convención de Roma, «se refiere al matrimonio tradicional entre dos personas de sexo biológico opuesto».

Campaña de satanización: comienza con la utilización de términos como homofobia y el propio de satanización. Todos aquellos que no apoyan la causa gay son tachados de homófobos. Ahora bien, la palabra fobia en el lenguaje psiquiátrico significa: temor exagerado e ilógico a un objeto, o a una situación, o a una persona. Por tanto, los gays consideran como anormales a los que no aprueban su anormalidad. Por otra parte, se quiere atribuir esta intención perversa a personas o instituciones que no comparten las ideas gay. Este año parece ser que la campaña le ha tocado, casi en exclusiva, a la Iglesia católica. Con tal campaña han pretendido dos cosas: desprestigiarla y mostrar que entre los sacerdotes hay homosexuales. Es posible que hayan participado en ella más grupos que los gays. Si no hubiera sido algo programado es inexplicable que en tantos países hayan aparecido tantas noticias de la homosexualidad de sacerdotes. Y lo curioso es que se trata, en el 99 por ciento de los casos, de hechos del pasado, de los años 80. En Estados Unidos sólo hubo un caso en el año 2000 y ninguno en el 2001.
El desarrollo del programa Kirk-Pill ha sido un éxito, pues sus objetivos se han cumplido en la mayoría de los campos. Hasta detalles insignificantes muestran que ha cambiado la mentalidad del público con respecto a los homosexuales. La palabra gay -hasta hace poco apenas empleada en nuestro país- significa alegre, festivo; así que ahora designamos a los homosexuales con un término simpático y agradable. La mayor parte considera que las peticiones de los gays son, por lo menos, razonables. Muchos creen que la homosexualidad es algo que viene dado por la naturaleza y, por tanto, que los homosexuales no son responsables. Si alguien se atreve a decir que es una desviación, y que los homosexuales son responsables de esa conducta, es tachado de retrógrado. Hasta una fecha reciente la homosexualidad estaba mal vista y los homosexuales procuraban pasar desapercibidos. En la actualidad manifiestan su orgullo gay. Ahora, si alguien se atreve, no ya a mostrarse contrario, sino a no aplaudir la causa gay, puede despedirse de ser escuchado con respeto en una sociedad que, al menos en teoría, considera la tolerancia como un valor supremo.

Luis María Gonzalo
Catedrático de Anatomía.
Universidad de Navarra